El Ka es la "fuerza vital"
Un componente del espíritu humano, una pizca del principio universal e inmortal de la vida
22/01/2025
La Energía Vital, es su conjunto la energía que nos da la vida. Se encuentra contenida en el interior del cuerpo humano y mantiene con vitalidad a los seres vivos, organiza y actúa regulando nuestro cuerpo, sensaciones y funciones, rige su funcionamiento y al desequilibrarse da origen a las enfermedades.
Los seres vivos: humanos, vegetales o animales, tienen una fuerza propia que los alienta, estimula y mantiene con vida. Esta fuerza es una forma de energía que sustenta todos los procesos biofísicos y bioquímicos y separa lo vivo de la materia de lo no vivo.
A lo largo de la historia y de las culturas, este concepto ha sido escrito de distintas maneras. En el mundo Occidental se le ha llamado la inteligencia innata, el principio de vida, la fuerza vital, la vitalidad, la dinámica, la fuerza reguladora o la energía vital. En otras culturas se ha conocido como Ki para los japoneses, Chi para los chinos, el Prana para los hindúes y la Energía Bioplasmática para un sector de la ciencia.
La Fuerza Vital Ka es la que permite a todos los seres vivos auto-sanarse o preservar la vida adaptándose a su entorno. En el caso del cuerpo humano, dirige los diferentes sistemas corporales para que funcionen como un todo armónico.
Si bien, cada órgano o instrumento tiene lo que es su propia energía vital de forma individual, en el conjunto del organismo llega a actuar como el director de una orquesta sinfónica, el cual va organizando de forma conjunta los diversos sonidos que son las funciones, para de esa manera poder formar una hermosa sintonía, un cuerpo verdaderamente sano.
La energía o fuerza vital de vida es indispensable para vivir, para estar saludable y dichoso; pero también es indispensable incrementarla, equilibrarla y recuperarla cuando enfermamos, nos deprimimos o nos sentimos cansados.
Cuando el desequilibrio aparece en alguno de nuestros cuerpos: físico, mental o emocional, genera sustancias tóxicas que alteran su funcionamiento, y entonces el cuerpo se ve obligado a consumir energía adicional para limpiar y reparar los tejidos dañados.
Somos una unidad y no podemos sanar una parte aislada del resto. El cuerpo es uno y aunque los síntomas y las circunstancias físicas puedan variar, la enfermedad es siempre la misma.
Estamos diseñados para vivir en plenitud y armonía. Todos los tejidos, sistemas y órganos, formados por millones de células, son capaces de funcionar de forma impecable cumpliendo cada órgano sus funciones a la perfección.
Los seres vivos: humanos, vegetales o animales, tienen una fuerza propia que los alienta, estimula y mantiene con vida. Esta fuerza es una forma de energía que sustenta todos los procesos biofísicos y bioquímicos y separa lo vivo de la materia de lo no vivo.
A lo largo de la historia y de las culturas, este concepto ha sido escrito de distintas maneras. En el mundo Occidental se le ha llamado la inteligencia innata, el principio de vida, la fuerza vital, la vitalidad, la dinámica, la fuerza reguladora o la energía vital. En otras culturas se ha conocido como Ki para los japoneses, Chi para los chinos, el Prana para los hindúes y la Energía Bioplasmática para un sector de la ciencia.
La Fuerza Vital Ka es la que permite a todos los seres vivos auto-sanarse o preservar la vida adaptándose a su entorno. En el caso del cuerpo humano, dirige los diferentes sistemas corporales para que funcionen como un todo armónico.
Si bien, cada órgano o instrumento tiene lo que es su propia energía vital de forma individual, en el conjunto del organismo llega a actuar como el director de una orquesta sinfónica, el cual va organizando de forma conjunta los diversos sonidos que son las funciones, para de esa manera poder formar una hermosa sintonía, un cuerpo verdaderamente sano.
La energía o fuerza vital de vida es indispensable para vivir, para estar saludable y dichoso; pero también es indispensable incrementarla, equilibrarla y recuperarla cuando enfermamos, nos deprimimos o nos sentimos cansados.
Cuando el desequilibrio aparece en alguno de nuestros cuerpos: físico, mental o emocional, genera sustancias tóxicas que alteran su funcionamiento, y entonces el cuerpo se ve obligado a consumir energía adicional para limpiar y reparar los tejidos dañados.
Somos una unidad y no podemos sanar una parte aislada del resto. El cuerpo es uno y aunque los síntomas y las circunstancias físicas puedan variar, la enfermedad es siempre la misma.
Estamos diseñados para vivir en plenitud y armonía. Todos los tejidos, sistemas y órganos, formados por millones de células, son capaces de funcionar de forma impecable cumpliendo cada órgano sus funciones a la perfección.